B2B, del noviazgo al matrimonio.
Si algo se aprende cuando intentas ligar con alguien es que las prisas son malas consejeras.
Te puede la ansiedad, las ganas de conocer a esa persona que te atrae, las prisas por hacer «match» y llegar a tener una relación más intensa y atractiva.
Lo de llegar al matrimonio es todavía más largo y complejo.
Exactamente es lo que pasa también en las relaciones con los clientes empresariales en los mercados B2B. Se intenta conseguir la venta de forma rápida y precipitada, intentando convencer al comprador de que nuestra marca es la mejor, la más fiable y la que tiene mejores prestaciones.
Y, sin embargo, aunque lo sabemos, nadie comprará algo sin saber quién está detrás de ese producto o servicio, qué referencias tiene, qué clientes tiene o por qué tiene tanto interés en ellos.
Si quieres tener una relación sana, estable y de valor, debes olvidarte del marketing transaccional, y empezar por el marketing relacional. Y tener paciencia.
Exactamente como harías cuando conoces a una persona y quieres que forme parte de tu vida.









