¿La Gran Renuncia?

Se habla y comenta en todos los foros, redes sociales como LinkedIn y está en las noticias casi a diario. El fenómeno de “La Gran Renuncia” o “La Gran Dimisión” es, supuestamente, la ola de abandonos voluntarios de puestos de trabajo debido fundamentalmente a las malas condiciones de los mismos, a juicio de los trabajadores.

Si nos quedamos en los titulares, parece que nos invade una ola de dimisiones laborales. No solo eso, sino que, en muchos sitios como LinkedIn, se aprueba y defiende este fenómeno en aras de la salud emocional y también física de los empleados.

La verdad es que La Gran Dimisión solo se está produciendo, si acaso con cierto empuje, en países como Estados Unidos (50 millones de abandonos desde principios de 2021), Gran Bretaña o Italia (1.3 millones de abandonos de enero a septiembre de 2021).

En España es otra cosa. Según datos de afiliación a la Seguridad Social, el pasado mes de abril abandonaron su trabajo casi 6000 personas. Una cifra que está creciendo desde comienzos de 2021, según informa el portal xataka.

Si bien es cierto que la pandemia ha cambiado muchas cosas, creo que este asunto de la Gran Dimisión se ha exagerado, al menos en nuestro país. Sectores cono la hostelería o las nuevas tecnologías están teniendo problemas para cubrir las vacantes, eso es verdad, pero tiene unas causas muy concretas (jornadas muy largas, sueldos muy bajos, falta de personal especializado para puestos tecnológicos…).

Sin embargo, me cuesta creer que, en un país como el nuestro, con cifras de paro estructural muy por encima de la media de los países de nuestro entorno (USA, 3.6%, Italia, 8.4%, Gran Bretaña, 3.7%, Alemania 3.0 %, España 13.3%) los trabajadores estén huyendo de las empresas por haber llegado a un límite de aguante emocional ya insoportable.

La secular rigidez del mercado laboral español respecto a otros países, así como la estructura sectorial del mercado laboral (servicios a la cabeza) explican tanto las altas cifras de paro españolas como la menor tasa de renuncias que se está produciendo (en comparación con otros países). Por eso hablar de Gran Renuncia en España me parece un poco atrevido.

Y sí, por supuesto que estoy de acuerdo en que hay que conseguir que los puestos de trabajo en nuestro país tengan unas condiciones adecuadas para los empleados, no solo económicas, sino también relativas a su bienestar emocional y en entornos que fomenten un desempeño integral de la persona. Pero todavía estamos lejos de llegar a ello. Falta una cultura empresarial más abierta, con visión a largo plazo, donde las personas sean de verdad el activo más preciado de las organizaciones.

Mientras sigamos pensando que los empleados son un coste y no el mejor activo de las empresas seguiremos teniendo altas tasas de paro, desmotivación y desánimo. Todo ello se traduce en empresas menos rentables y competitivas.

La Gran Renuncia es posible en países donde las tasas de paro son relativamente bajas y el mercado laboral es transparente y fluido. Muchos de los que abandonan el trabajo (aun sin tener otro ya buscado) encuentran otro en poco tiempo, algo que en España es casi imposible.

Y no creo que estemos haciendo un favor a las personas que se encuentran a disgusto en su trabajo animándolas a una renuncia que seguramente les conduzca a un largo periodo de inactividad. Muchos de los que abogan e incitan a esta Gran Dimisión lo hacen desde sus confortables, seguros y bien remunerados puestos de trabajo. Es fácil dar consejos desde esa posición, sin entender que un trabajo es el sustento de toda una familia, sin alternativas para cambiar a corto plazo la situación.

Si queremos mejorar las cosas hay que empezar desde arriba. Reorientar la estructura económica que tenemos, reduciendo servicios de baja cualificación sin valor añadido por actividades que generen más riqueza y demanden personas competentes, desregular el mercado laboral, fomentar la cualificación (abandonar el nefasto programa de formación de los servicios públicos de empleo) y apostar por la tecnología como motor del cambio, entre otras actuaciones.

Y nunca deberíamos sugerir que hay que abandonar un empleo por nuestro bien. Cada caso, cada familia, cada trabajador es un mundo diferente. Muchos que quisieran abandonar no pueden hacerlo, aunque quisieran. Y en un mercado en el que las oportunidades de cambio son complicadas, a veces toca esperar. Mientras tanto, cuidemos de nuestra salud, de los nuestros y, si podemos, ampliemos nuestro conocimientos y habilidades para poder hacer el cambio cuando tengamos oportunidad.

¿Qué opinas tú?

 

Tasa de desempleo por países: (datosmacro.com | Expansión).

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